Amelia abandona a sus padres, enfermos de peste y viaja con otras personas que huyen de la enfermedad. Al poco tiempo, un accidente la lleva a separarse de ellos y continuar sola. Encuentra a una mujer siniestra, Bruna, que la acoge en su casa y la rebautiza con el nombre de Agualuna. Bruna es, en realidad, una bruja; cuando el Duque, que ha visto a Agualuna y está interesado en ella, le comunica sus intenciones, ésta traza un plan: se encamina con Agualuna al castillo del noble, obedeciendo sus deseos, pero, durante el viaje, la arroja al mar y hace que su hija Lila la suplante. El Duque, al ver a Lila, recela, y al poco tiempo comienza a hablarse en la comarca del fantasma de una mujer que camina por encima del agua. Lila, Bruna y el Duque la ven y el engaño se descubre; Agualuna, en realidad, no murió: fue recogida por una ballena que la cuidó como a su hija y no quiere separarse de ella. La bruja y su hija son juzgadas y condenadas, pero Lila, presa de la culpa, se ofrece...