Se trata de un ser hedonista y materialista cuya única meta en la vida consiste en alcanzar el éxito; un ser al que solo le interesan el dinero y el consumo.
En definitiva, un hombre infeliz e inseguro, vulnerable e indiferente por saturación, que ha hecho de la permisividad su nuevo código ético...
En una época relativa, hedonista, permisiva como la actual es importante saber distinguir entre ser y tener. Tus valores marcan la gran diferencia en tu destino.