Amelia se traslada hasta Asher Falls, Carolina del Sur, tras aceptar el encargo de restaurar el cementerio del pueblo, que se encuentra en un lamentable estado. La pequeña ciudad, rodeada de lagos y montañas, tiene un aura de misterio innegable y la única manera de llegar a ella es a través de un ferri. Todo esto le viene de maravilla a Amelia, quien está huyendo de Charleston y de lo que le sucedió con el detective del que está enamorada, Devlin, un hombre acechado por sus fantasmas. Necesita volver a centrarse en su trabajo y obedecer las reglas que su padre le impuso en su día para proteger