Este precioso libro es un testimonio de una España perdida, donde las ferias y los mercadillos atraían por su excepcionalidad. De un modo ameno, la autora relata la historia de su familia, dejando constancia y describiendo unas costumbres propias de La Mancha (guiños a Cervantes incluidos).
Entre lo social y lo íntimo, este libro nos habla de la nostalgia de una España perdida (rural y familiar) pero también de cómo el capitalismo ha instituido unos valores que ha hecho a muchos optar por una vida en apariencia más contemporánea, dinámica, libre pero que, sin embargo no les llena.