Annie y Duncan están cerca de la cuarentena, y son una pareja de hecho desde hace quince años. Viven en una pequeña ciudad de la costa de Inglaterra, uno de esos lugares grises donde veraneaba la clase obrera británica antes de que los operadores turísticos y los vuelos low-cost le permitieran descubrir el vino y el sol españoles. Ambos son funcionarios -Annie trabaja en el museo de la ciudad, y Duncan es profesor-, llevan una vida tranquila de pequeños placeres y parecen hechos el uno para el otro. Pero están en la frontera de la temida adultez, y a Annie le inquieta ese paso del tiempo sin pasión ni emoción en el que parecen hundidos, la juventud que se acaba sin propuestas de futuro, y sobre todo, sin hijos. Porque toda la pasión del metódico y ordenado Duncan se concentra en Tucker Crowe, un músico americano que tras un desolado y espléndido álbum, Juliet, desapareció para siempre de la escena musical, y hasta de la mundana, y vive recluido no se sabe dónde, aunque entre ...