«De todos modos no era feliz, ni tampoco lo había sido nunca. Cada sonrisa ocultaba un bostezo de hastío, cada alegría una maldición, todo placer su saciedad, y los mejores besos no dejaban en los labios más que el irrealizable anhelo de una más sofisticad
Esta obra ha sido valorada positivamente por numerosos críticos y escritores, que la consideran una obra maestra. Para Mario Vargas Llosa, «el drama de Emma es el abismo entre ilusión y realidad, la distancia entre deseo y cumplimiento».