La heroína de esta historia es Patricia, sin ella, sin su valentía, sin su independencia Trevor jamás hubiera nacido, pero aunque hubiera nacido, sin ella, nunca hubiera vivido como lo hizo. Es una historia desgarradora que te desvela los entresijos del Apartheid pero te hace reír al mismo tiempo.
"En Soweto quizás había un coche por cada mil personas, y sin embargo casi todo el mundo tenía un camino para meter el coche en sus parcelas. Era casi como si construir la entrada para el coche fuera un conjuro para que el coche se materializara. (...) Es el reino de la esperanza"