En los veinticuatro relatos quecomponen este volumen, Murakami introduce elementos fantásticos y oníricos,mezcla con calculada ambigüedad el sueño y la vigilia, se sirve de referentescomo el jazz o permite que los cuervos hablen, pero, sobre todo, crea personajesinolvidables, enfrentados al dolor o al amor, o vulnerables y necesitados deafecto. Basta un detalle nimio para que algunos de esos personajes se suman enla melancolía tras atisbar de pronto el lado oscuro que ocultan los actoscotidianos. Unos, como el protagonista de «El séptimo hombre», intentansuperar, muchos años después, la pérdida de su mejor amigo, acaecida en lainfancia; otros sienten el impulso de pasear por el zoológico los días defuerte viento. Preparar la comida puede ser la excusa perfecta paradesentenderse de los problemas ajenos, como en «El año de los espaguetis», peroa veces la realidad se impone, como en «Hanalei Bay», donde una madre acude arecoger el cadáver de su hijo surfista tras morir atacado p...
7 de 10. Una obra bien lograda, sin embargo el hecho de tratar de la sociedad japonesa, hace que no sea una obra apta para todo público. En lo personal solo tres o cuatro cuentos merecen ser rescatados.