Es más un cuento que un libro. Es corto, me recuerda a una fábula, ambientada en el Amazonas de Ecuador y desde los ojos de un viejo carismático. Una lectura diferente y con magia.
Sepulveda logró reconectarme con la naturaleza desde mi condicion cuarentenil. Fui muy feliz avanzando por sus paginas pero simultáneamente quedaron estragos de un sabor amargo, indignación con el descuido sistematico del entorno, de las comunidades indigenas, las matanzas de animales. Recomiendo!