Publicada en 1947, la segunda novela de Natalia Ginzburg, es la historia de un amor desesperado; una confesión, escrita con un lenguaje sencillo y conmovedor, de la desgarradora lucidez de una mujer sola que durante años ha soportado la infidelidad de su marido y cuyos sentimientos, pasiones y esperanzas la abocan a extraviarse inexorablemente.
Me ha gustado en parte, aunque no es de mi estilo. Trata sobre la decisión de una mujer tras una vida de casada con un hombre que le es infiel. Me ha parecido interesante la perspectiva.