Cuatro amigos fundadores de una exitosa empresa de diseño de aplicaciones tecnológicas son pillados desviando fondos a un paraíso fiscal. Un mediador tratará de ayudarles a decidir a quién echarán la culpa del fraude.
La idea me llamaba mucho la atención, pero no terminó de convencerme. Muestra el lado oculto de las personas en momentos difíciles, donde lo importante es salvarse a uno mismo. Me pareció entretenida y fácil de ver.
¿Irías a la cárcel 7 años por 30 millones de euros? Eso es lo que tienen que decidir 4 socios cuando su empresa está a punto de desmoronarse por un delito que todos cometieron pero solo uno pagará.