En esta secuela, Eloy De la Iglesia refleja el mundo de los presos por dentro, concretamente desde el penal de Carabanchel, donde transcurre un tercio de la película. El filme se caracteriza por su dureza y no da pie a ambigüedades.
Paco, hijo de un Guardia Civil, se ve envuelto en el asesinato de una pareja de traficantes de heroína. Su padre hará todo lo posible por ocultar las pruebas del crimen, pero acaba siendo detenido y encarcelado en la madrileña prisión de Carabanchel, donde tendrá que aprender a convivir entre rejas