Según el libro del Éxodo, el maná era el pan enviado por Dios a los israelitas todos los días durante los cuarenta años que estos deambularon por el desierto. Los israelitas lo llamaron así al expresar: «¿Qué es esto?» Lo recibían todos los días, menos el séptimo, sábado, por lo cual debían recolectar doble ración el sexto día, es decir dos gomeres para cada uno.1 También se encuentran referencias en midrashes judíos de que el maná tenía el sabor y la apariencia de aquello que uno más deseaba. Según la Biblia, el maná tenía un aspecto similar al culantro, blanco, y su sabor parecido a hojuelas con miel