Un pintor deprimido por la muerte de su esposa conoce a una sirena enferma por la contaminación. Antes de morir, ella le regala su sangre y su pus para que le pinte un retrato con ellos.
Interesante metáfora visual sobre la nostalgia y el advenimiento forzado de la modernidad a un entorno rural... Con pus de colores y olor a pescado podrido. No apto para todos.