Aldo Bonnard ve cómo su vida se desmorona: su mujer le pide el divorcio, las deudas se le acumulan y está a punto de ser despedido de su trabajo. Pero, de repente, gana una fortuna con la lotería. Cuando decide darle la noticia a su esposa, descubre que lo está traicionando con su nuevo jefe. Tiene ante sí un espinoso dilema: compartir las ganancias con su esposa y su rival o bien esperar a que se consume el divorcio para anunciar su buena suerte. Elige, naturalmente, la segunda solución y empieza a vivir clandestinamente como un hombre rico.
Apocalipsis con muertos vivientes hay una barbaridad, y cada vez hay más en primera persona. Pero hay que reconocer que la combinación de zombies, sensores de movimiento y cascos VR es apuesta segura