Lucía cree llevar una vida modélica y tenerlo todo bajo control. Desde que se casó, volcó todos sus esfuerzos en el cuidado de su familia, hasta conseguir lo que ella cree que es el colmo de la mujer perfecta; llegar a los cincuenta sin celulitis, un hijo que te idolatra y un marido que ha aprendido a cerrar la tapa. Sin embargo, todo se empieza a derrumbar el día que aparece Sara, la novia de su hijo; una chica joven, libre y deslenguada, que dinamita todos los valores femeninos en los que Lucía cree fervientemente. A partir de ese momento es cuando descubrirá que ser perfecta no era lo que ella pensaba.
El logro de Lucía de una familia perfecta se ve amenazado por la vida relajada de su hijo, su malhablada novia y la familia política que no es lo que ella imaginó para él.