Judith Scott es una escultora norteamericana de 62 años a la que le llega el reconocimiento internacional después de vivir 36 años en una institución psiquiátrica. Judith tiene Síndrome de Down y es sordomuda. Su historia, contada a través de su hermana gemela, Joyce, sin discapacidad, es el detonante de una película que viaja al Creative Growth Art Center de California y descubre a otros personajes que, como Judith, buscan expresarse a través del arte. La cinta es una reflexión acerca del aislamiento que puede provocar una discapacidad y de cómo, a través del arte, se consigue restaurar la comunicación.