A petición del acaudalado Eugenio Ruvalcaba, la institutriz Julia Septién es contratada para hacerse cargo de la educación de la pequeña Silvia, hija de Eugenio y de su difunta esposa. La niña se comporta de una manera extraña y afirma jugar con Hugo, la estatua de piedra de un niño leyendo un libro que adorna los jardines de la mansión. Lo que al principio parece un simple juego de la imaginación infantil, se va transformando hasta convertirse en una macabra obsesión...
Una familia se muda a una casona en el campo, desde su llegada, la hija, llamada Silvia comienza a tener comportamientos extraños y hablar de su nuevo amigo llamado Hugo, algo imposible porque no hay niños en esa zona.