Dicen que era un ángel
Que tenía un gran corazón
Que era un polizón del barco de la vida
Que vestía un armazón
Tras un tropezón se alzaba y resurgía
Que era un cabezón, tenía el don de dar si sonreía
Lo hacía con los ojos; ya quedan pocos de esos
Su enojo era una brizna comparado con sus besos