Adictiva, tan real como la vida misma, llena de grandes lecciones de vida y mensajes a tener en cuenta. Eso sí, para llorar a mares con tanto drama… y es que nada duele más que un hijo, por eso empatizar con los personajes resulta tan tremendamente fácil
Te enseña lecciones de vida que tú piensas que no te van a pasar pero que son más reales de lo que nos pensamos. Me ha encantado hasta la temporada 4, el cambio de personajes y dinámica me ha confundido un poco a pesar de que Nuria Roca hace un papelazo. Aunque sigo recomendando la serie.