Desde que Cass estuvo a punto de ahogarse (está bien, si, se ahogó pero no le gusta pensar en eso), puede correr el velo que separa a los vivos de los muertos... y entrar al mundo de los espíritus. De hecho, Jacob, su mejor amigo, es un fantasma.
Una historia joven, fresca, interesante y fácil de leer. Esta es una historia juvenil, muy indicada para personas que quieran leer rápidamente historias de suspenso, porque aunque no da tanto miedo, distrae mucho, está bien gestionada, y en ocasiones te hace sospechar que es verdad y no lo es.
Me gusto mucho la historia y el desarrollo de los personajes, me pareció que consiguió explicar muy bien detalles sobre los fantasmas sin necesidad de sonar redundante o con urgencia por aclarar lo que sucedía, leí muy poco los primeros días pero la última noche no pare hasta terminarlo, muy ameno.