Es un libro muy divertido, pero al estar escrito en forma de cartas se hace muy pesado a veces. Lo recomiendo mucho para ir leyéndolo poco a poco pero no para un atracón, ya que, a mí personalmente me agobio en algunas ocasiones.
Refleja a la vez la tradición y la modernidad de un país que se abría tímidamente al mundo desarrollado pero que guardaba todavía, en algunos momentos como un tesoro, pero en otros como un lastre, el profundo poso de siglos de costumbrismo difícil