Hemos estado aquí con unos amigos y el picoteo muy bueno (rabas, cazuelas, pintxos,…) y los cockteles ricos. Pero el tema plato principal nada del otro mundo, no me ha parecido de lo mejor (pedimos la pata de pulpo, la costilla deshilachada, tartar y entrecot) pero era todo de tralla.
La decoración interior está muy cuidada, y la terraza muy agradable. Ideal para probar varios platos, ya que las raciones son ligeras. Recomendadísima la tortilla de patatas y las tostas.
Este restaurante suele ser más conocido, no te suele llenar a tope la comida pero el precio es medio. Lo que más llama la atención sobre todo son las terrazas que tienen y los postres, es realmente precioso el ambiente. En Madrid lo podéis encontrar por el Centro, por Arturo Soria y Castellana.