La vida en suspenso no renuncia a cierta ligereza y pretende aportar serenidad, paciencia y buen humor. Se trata, en última instancia, de mirar y escuchar el murmullo de la vida con una actitud de espera atenta, activamente pasiva..
La crónica general de la pandemia tiene en este libro una pieza profundamente humana. Parcial, sin duda, como reconoce el propio autor: uno posee lo que ve. Y Doce ciñe su mirada a su mundo cercano, a los pequeños acontecimientos de una visión limitada