Esta mezcla de admiración y desprecio en realidad no es ninguna mezcla. Es admiración. Detestar lo negativo para dar fuerza a lo positivo. Un mundo ideal donde lo importante no es lo que se calla. Donde la mediocridad es el motivo de querer ser extraordinario, y la decepción solo sirve para valorar más fuerte. Donde una buena actitud supera cualquier estereotipo de belleza, y la ilusión mueve mundos. A su antojo. Donde las cosas de verdad son las que no tienen sentido, ni explicación. Y los errores son aplausos en forma de guion. Personalizado. ¿Cuántas ganas tienes que tener de hacer algo para hacerlo sin pensártelo dos veces? ¿Dónde se guarda todo aquello que no se dice? Probablemente aquí.