Lua no entiende cómo la gente puede sonreír cuando está triste, ni por qué no debe decir determinadas cosas que piensa. Sólo sabe que sus compañeros de clase actúan como si fuera invisible en el mejor de los casos, y que la mayoría de las personas creen que no las ve, que no las oye, que no es consciente de lo que sucede.Hanna sabe que tiene que hacer algo por su hija y por su futuro. No puede permitir que siga viviendo en un mundo que no comprende, y la única solución se encuentra a miles de kilómetros de su Berlín natal. Un viaje, juegos del destino, dos personas marcadas por problemas irremediables y una niña muy especial que, sin pretenderlo, cambiará las vidas de todos aquellos que no se dejen llevar por los prejuicios.