No logo explica la irritación que las grandes marcas suscitan en amplios sectores de la sociedad y nos invita a un itinerario fascinante: desde las lujosas tiendas de ropa de las grandes urbes a ciertos talleres indonesios en los que el trabajo equivale a degradación o desde los grandes centros comerciales hasta las sedes de los piratas informáticos que se oponen a las multinacionales que violan los derechos humanos.