El legado de una infancia tóxica es fácil de reconocer pero difícil de interiorizar y superar. Nuestros padres dejan semillas emocionales en nosotros. En algunas familias, éstas son de respeto, amor e independencia, pero en otras, son de miedo, culpa y autocastigo. Si te identificas con el segundo grupo, necesitas entender el legado nocivo de tus padres y comprometerte a cambiar los pensamientos dañinos que te marcaron, dejar ir las emociones negativas que rigen tu vida y reconocer que, mientras no te liberes de las enredaderas de tu infancia, vivirás un ciclo autodestructivo. Todos los padres emocionalmente sanos se equivocan; el problema es cuando lo hacen intencionalmente y de manera repetitiva. Es normal que pierdan el control por momentos o que tengan ciertas conductas abusivas con los hijos; sin embargo, lo que los convierte en tóxicos es el patrón de daño constante. Los hijos de padres tóxicos tienden a relacionar el amor con sufrimiento, a caer en relaciones de depend...