Es conocido por la celebración del OcktoberFest, la comida está exquisita, eso si, los codillos son enormes y con uno vale para dos personas.
Aunque está un poco lejos del centro (Marienplatz), se vive un ambiente de Keller verdaderamente real con sus mesas compartidas, comida muy típica de Baviera y gente muy amable. La comida está muy buena y el precio es el típico de la zona (calidad-precio insuperable)