Nos alojamos aquí, en lo alto de Albayzín, justo al lado de uno de los miradores más emblemáticos de la ciudad. Era un pateo subir y bajar todos los días la montaña, pero aprovechábamos para bajar la comida y disfrutar de unas vistas preciosas al llegar. Además, Paola, la anfitriona es un 10.