Un día de verano de 1957, en una playa de Atlantic City, nació una estrecha amistad entre dos chicas pertenecientes a mundos radicalmente distintos: la descarada y traviesa C.C. Bloom y la refinada “niña bien” Hillary Whitney. Aunque siguieron caminos distintos, su amistad se fue haciendo más sólida con el paso de los años. Compartieron esperanzas, sueños y frustraciones, y su lealtad las mantuvo unidas por encima de sus matrimonios y carreras, triunfos y desilusiones y, sobre todo, a pesar de una crisis que puso a prueba esa lealtad.
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