Marc-André Leclerc escala solo, lejos de los focos. En lugares alpinos remotos, el joven espíritu libre canadiense de 23 años lleva a cabo algunos de los ascensos en solitario más atrevidos de la historia. Aun así, apenas llama la atención. Sin cámaras, sin cuerdas y sin margen para el error, el enfoque de Leclerc es la esencia de la aventura en solitario
¿Por qué es interesante?
Supone un bonito homenaje a una de las figuras dispuestas a cambiar las reglas del alpinismo y, al mismo tiempo, es subidón de adrenalina.