Esta película es sin duda un gran puzzle y como ocurre siempre en estos casos, hasta la última pieza no se resuelve dicho rompecabezas. Se trata de una gran historia, magníficamente llevada por todos sus personajes y perfectamente ambientada en todos sus detalles.
Viena, 1900. El ilusionaista Eisenheim llega a oídos del príncipe Leopold , un hombre escéptico que acude al espectáculo acompañado de su prometida. Sospechando un fraude por parte de Eisenheim, el príncipe encarga a un inspector que lo vigile.