Anthony, un hombre de 80 años mordaz, algo travieso y que tercamente ha decidido vivir solo, rechaza todos y cada uno de las cuidadoras que su hija Anne intenta contratar para que le ayuden en casa. Está desesperada porque ya no puede visitarle a diario y siente que la mente de su padre empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad. Anne sufre la paulatina pérdida de su padre a medida que la mente de éste se deteriora, pero también se aferra al derecho a vivir su propia vida.
¡Buenísima! No entiendo cómo Anthony Hopkins no se llevó el Oscar porque lo hace espectacular. Viendo la película entiendes mucho mejor a todas esas personas que sufren de Alzheimer.
Un drama ante la demencia senil, expuesto mediante una actuación que conmueve y toca cada fibra. Impresionante, inquietante, y relevante, para quienes tenemos padres adultos mayores.