Su nombre no es ningún chiste y ese elefante rosa es más advertencia que decoración. Imposible tomarla a pico de botella, su explosiva espumosidad exige su copa o una pinta para servirla. 8.5° de volumen alcohólico con unas maltas asesinas en un envase porcelanizado, son la llave a una belleza 🍺🍺