Las tramas de Niños robados giran entorno a dos chicas jóvenes de España que se ven obligadas a afrontar sus respectivos embarazos en solitario en la década de los 70. Una de ellas, Violeta, pasa sus últimos meses de gestación en una casa de acogida de una congregación religiosa situada en Madrid, mientras que la otra, Conchita, reside temporalmente en un piso de Bilbao regentado por una mujer de la alta sociedad. Una vez culminados los nueve meses del periodo de gestación, ambas dan a luz en la misma clínica, aunque en distintas circunstancias, y son separadas de sus bebés tras el parto. Esta situación marca trágicamente sus vidas, que transcurren por separado hasta que tiempo después, una joven llamada Susana llama a la puerta de Conchita en busca de su identidad. Este hecho constituye por tanto el punto de un viaje vital que revela lo que realmente sucedió ese día en el que Violeta y Conchita dieron a luz.
La historia de dos jóvenes que residen en distintas localidades españolas y que se ven obligadas a afrontar sus embarazos en solitario en la década de los 70. Tras dar a luz en el mismo hospital, ambas son separadas de sus bebés tras el parto.