Buenísimo. Es una experiencia muy curiosa, los camareros van alrededor de las mesas diciendo en alto lo que llevan, si lo quieres levantas la mano y te lo ponen, como si de una subasta se tratase, cuando acabas de comer te cuentan los platos y bebidas y pagas. A primera linea de playa. Volveré👏🏻